La familia es importante para todos nosotros y gracias a ella estamos vinculados con profundos lazos de amor y lealtad. El vínculo que formamos y vivenciamos a diario con cada uno de ellos necesita de un orden dentro del sistema., pero a veces buscamos inconscientemente la forma de sustituir, por ejemplo, la ausencia de los padres o compensar la falta del compromiso de una pareja y esto puede desarmonizar a toda la familia y confundir al resto de los miembros con respecto a su lugar y su responsabilidad. Las buenas intenciones pueden ayudar a resolver situaciones cotidianas, pero en un nivel más profundo suelen provocar un desequilibrio y traer consecuencias que no alcanzamos a explicar conscientemente.
El sistema familiar está dirigido por una conciencia común que une a todos sus miembros, encargandose por los derechos de cada uno y preocupandose que nadie quede excluído. en la medida en que algún miembro es olvidado se desarrollan identificaciones e implicaciones sistémicas. Estas implicaciones son inconscientes y pueden causar trastornos psíquicos, enfermedades, conductas conflictivas o la incapacidad de avanzar y desarrollar el propio camino, por lo tanto, muchos comportamientos no son explicables por la situación actual de una persona sino que, se remontan a distintos sucesos en su familia de origen, a vivencias de sus padres y antepasados más lejanos, aún cuando éstos estén muertos. Si logramos restituir a cada uno su lugar en el sistema, respetando su particularidad y su destino, todos en la familia encuentran la fuerza propia, permitiendo que el amor fluya.
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